Héctor se marcha de casa enfadado después de la enesima discusión con Teresa. Es lo que hace mejor: enfadarse por nada, dar golpes a la mesa o las paredes y marcharse como un cobarde echo una furia. Manolita va a ver a Teresa e intenta sacarla de casa para que la acompañe al convite para la boda de Clementina y Leonardo, pero no lo consigue. Al final, Teresa le confiesa que ha dejado el cargo de subdirectora de los Almacenes y, aunque Manolita se queda de piedra, la joven García le pide que no le pregunte por qué lo ha hecho. Manolita se va pero, al quedarse tan preocupada por el estado en que ha encontrado a Teresa, llama a Ana y le pide que vaya a verla e intenta animarla un poco. Al llegar a casa de Teresa, esta última no deja que Ana entre y las dos mantienen una conversación a través de la puerta, que termina cuando Teresa le pide que se vaya y Ana le responde "espero por tu bien que no tengas que arrepentirte". Más tarde, cuando Teresa ya está en la cama, Héctor vuelve del trabajo, o de donde quiera que estuviera, y le hace todo un discurso absurdo, machista e imbécil a Teresa, diciendole que ha entendido todo: que Ana ha sido la culpable de su crisis, que confundió sus sentimientos, confundiendo así también a Teresa, y que fue por eso que consiguió sedujirla. Añade, además, que la Rivas es una mujer caprichosa y que sabe que ella, Teresa, no quería hacerlo pero que Ana la obligó, porque quiere cambiarla, pero no lo conseguirá porqué "yo estoy de tu parte... y yo, te perdono".